La malaria o paludismo, una antigua enfermedad prevenible asociada a la pobreza, es trasmitida a los humanos en forma natural por la picadura de mosquitos Anopheles hembras infectadas, quienes al succionar sangre de sus víctimas dejan un parásito en la sangre del género Plasmodium. Entre los agentes causales de la enfermedad se encuentran: P. falciparum, P. vivax, P. malariae, P. ovale y el reciente P. knowlesi, que se creía que sólo infectaba a un grupo de monos.
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P. falciparum y P. vivax son los dos principales agentes causales y de mayor distribución en el mundo. P. falciparum, agente causal de la malaria maligna, ocasiona más de un millón de defunciones por año. Aunque P. vivax reporta bajas tasas de mortalidad, la permanencia de este parásito en el cuerpo del huésped es mayor que las otras especies causando mayor deterioro gradual de la salud.
La malaria es conocida desde la antigüedad y ha desempeñado un papel muy significativo en el desarrollo y propagación de las diferentes culturas humanas. En los últimos años, gracias a técnicas de identificación con ADN se ha podido determinar P. falciparum en los restos de un niño romano que data del año 500 y que probablemente una epidemia de esta enfermedad pudo acelerar, en opinión de los expertos, la caída del Imperio romano. Asímismo, estudios con momias egipcias de hace miles años permitió determinar la presencia de P. falciparum, e incluso la principal causa de muerte del joven faraón Tutankamon fue la malaria maligna (Nerlich et al., 2008; Awass, 2010).
El origen de la malaria maligna está en los chimpancés, al parecer P. falciparum fue transmitido a los humanos desde los chimpancés, quizá hace 5000 años, y probablemente a través de un mosquito. Se sabía que los chimpancés son portadores potenciales de un parásito estrechamente relacionado, P reichenowi, pero la mayoría de los científicos asumía que ambos parásitos llevaban existiendo por separado en humanos y chimpancés los últimos 5 millones de años. El nuevo hallazgo podría ayudar a desarrollar una vacuna para ella (Rich et al., 2009).
En pleno siglo XXI, la malaria sigue siendo una amenaza constante, el incremento de casos se debe al cambio climático global, la resistencia de los parásitos a los principales fármacos y de los mosquitos a nuevos insecticidas. En el Perú, la malaria por P. vivax es la de mayor predominio, siendo el oriente y la coste norte las regiones más afectadas. A continuación algunas de las investigaciones más recientes realizadas en nuestro país sobre esta enfermedad que todavía constituye un problema de salud pública.