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En el Perú, las parasitosis intestinales tienen alta prevalencia. Al parecer uno de cada tres peruanos es portador de uno o más parásitos en el intestino. Los niños constituyen el grupo poblacional más afectado. Diferentes estudios muestran un predominio de helmintos en la selva y de protozoos en la costa y sierra. Asimismo, dentro de estas regiones existe variación de la infección parasitaria entre la población rural y urbana. Entre los protozoarios patógenos más frecuentes destaca Giardia lamblia, entre los helmintos: Hymenolepis y Enterobius.
Giardia lamblia es un flagelado trasmitido directamente (ciclo ano-boca), por el consumo de agua y alimentos contaminados con heces que contienen los quistes. Este parásito puede causar en los niños pérdida de peso y además afectar el rendimiento escolar.
Hymenolepis nana tiene especial importancia, pues es el único céstodo cuyo ciclo biológico no necesita hospederos intermediarios, siendo fácil su diseminación, más frecuente en climas cálidos y en poblaciones con deficiencias higiénicas y sanitarias, más prevalente en niños de países en vías de desarrollo con clima tropical/subtropical y en personas internadas en instituciones de cuidado diario. Se transmite a través de los huevos infectantes emitidos en las heces. Es el único céstodo que produce autoinfestacón interna sin salir al exterior. Tiene como potenciales fuentes de infección a ratones, mascotas, ratas y hamsters.
Enterobius vermicularis es un nemátodo conocido también como oxiuro. La mayoría de los individuos que albergan oxiuros son asintomáticos. Cuando ocurre el ciclo normal de migración del verme hasta la región perianal se produce el prurito que es la manifestación más característica de la enfermedad. El prurito hace que los niños se despierten por la noche determinando incluso insomnio, además se tornan ansiosos y preocupados por el hecho de ser observados rascándose las regiones anal y genital. Sumado a estos trastornos en la esfera psicológica puede haber retardo escolar.
Se ha establecido una relación entre las enteroparasitosis y la desnutrición; por lo que sería importante que en los planes de lucha contra la desnutrición infantil se considere el diagnóstico y tratamiento específico de estos parásitos, ya que ¿de qué valdría que se nutra bien a un niño si tiene un parásito que le impide absorber adecuadamente los nutrientes de esos alimentos? Como consecuencia se puede producir efectos negativos en el desarrollo físico y mental, marcando su capacidad productiva futura y por ende en el desarrollo socioeconómico de la comunidad.
A continuación, algunos estudios que revelan la alta frecuencia de parasitosis intestinales en diversas partes del Perú:
Enteroparasitismo en niños y su relación con la pobreza y estado nutricional. CIMEL 2009, 14(9).
Enteroparasitosis infantil en guarderías de la zona rural de Cajamarca. Rev Peru Med Exp Salud Publica 2008; 25(4): 445-446.
Enteroparasitosis y estado nutricional en niños menores de 4 años de wawa-wasi de Pamplona Alta San Juan de Miraflores Lima-Perú-2006. Revista Horizone Médico 2008, 8(2):36-40.
Prevalencia de infección por parásitos intestinales en escolares de primaria de Santiago de Surco, Lima, Perú.Parasitol Latinoam 61:54-62.
Estudio de enteroparasitosis en el Hospital de Emergencias Pediátricas, Lima, Perú. Rev Med Hered 2005 16(3): 178-183.